Poco a poco recupero el ritmo de trabajo. Las ganas han vuelto pero las condiciones óptimas siguen si darse. Es por eso que tengo que acostumbrarme a trabajar en medio del zafarrancho en el que estamos. Con ruido, parando cada dos minutos, perdiendo la concentración y teniéndola que retomar... en fin, siendo madre, escritora y pobre en la vida.
Así las cosas no se me ha dado demasiado mal el día. Ayer me llegaron las bases para un concurso. El objetivo: hacer un libro de relatos de 70 u 80 páginas. Enseguida me vino un flash. Tenía una buena idea. Hace un tiempo leí que cuando uno hace un libro de relatos todos ellos deben tener algo en común, un nexo. Tenía la idea, hasta el título... sólo me faltaba ponerme a escribir.
Esta mañana me he bajado el portátil a la planta de abajo. He salido de mi habitación propia para instalarme en la mesa del comedor. Una taza de té a mano. La tele encendida con los dibujos. Lluna con su casita jugando a ratos y a ratos reclamando atención. Luego está lo de aprender a hace pipi en el baño. ¡¡¡Dioooooooooooos!!! Las carreras al orinal han sido contínuas. Cuando volvía a centrarme en la pantalla se me habían olvidado las ideas o los adjetivos que estaba pensando. Vuelta a empezar.
Con todo el día se ha saldado con dos fugas de pipi por distracción y tres folios escritos. No está mal. A todo eso hay que añadir el haber cocinado unos buenísimos garbanzos, cuidar y atender a Lluna, pasar el aspirador... En resumidas cuentas, he dado el pistoletazo de salida a "El Café de la Luna". Se trata de un lugar. Ese será el nexo. Un lugar inventado, mágico, de ensueño... es el protagonista del primer relato. A partir de ahí, cada capítulo estará dedicado a la historia de uno de sus clientes. Tal vez os parezca una trama simple. Lo es. Las tramas simples ganan mucho si están bien desarrolladas. A ver si os sorprendo.
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