Domingo, casi las cuatro de la tarde. Lluna, Robert y Max duermen en los sofás que hay en el comedor, en la planta de abajo. Los tapo un poquito, les doy unos besos furtivos de esos que dejan tan buen saborcito de boca, cojo un pedazo de tarta sacher de la pastelería Escribá (una de las mejores de Barcelona) y me subo a mi estudio-despacho-habitación de los trastos a escribir. Enciendo una barrita de incienso con aroma a sándalo...
Doy el primer mordisco a mi porción de pastel y separo un buen trozo de chocolate de la cobertura para guardármelo para el final. Se impone una entrada en mi blog ya que hace unos cuantos días que no escribo nada en él. Lluna ha estado malita. He tenido que hacer algunos artículos de mis colaboraciones periodísticas y, como siempre, una tremenda falta de tiempo.
Estos días he andado un poco deprimida. Cosas de los artistas (je je je). Supongo que demasiadas emociones con todo lo de la presentación y luego, el vacío de saber que ya ha pasado. Pero soy una persona positiva, dinámica, hiperactiva cuando algo me gusta mucho y ahora estoy encantada con este caminito literario que estoy andando.
De momento recibí el primer envío de libros y me he puesto enseguida a ello. "Silencios" de Karla Suárez será mi primera incursión en el mundo de los lectores reseñadores y criticadores (je je je) de Anika entre Libros. Luego está mi novela. De tanto hablar de ella ya parece hasta que la haya acabado, pero no, sigue en fase de documentación. Una fase que se está dilatando porque es necesario. En proyecto mis contactos con Teresa Bedman y Santiago Morata que espero sigan progresando como hasta ahora.
También he de confesar que he vuelto a recaer en el antiguo vicio de participar en concursos literarios. Mi novela cortita "Una aldea junto al mar" se prepara para competir duro. Mi atolondrada mente vuela de aquí para allá, se pierde, divaga... todo en busca de nuevos argumentos para nuevos relatos. Ahora mismo, escribiré uno para participar en el III Concurso Literario “Jirones de Azul”, en su edición especial “Sonrisa de Gato”. Participar en concursos y ganar requiere dedicación y paciencia y, con todo y con eso, no hay ninguna garantía de que uno vaya a ganar algo.
Pero no importa. Lo que interesa es escribir. A escribir se aprende escribiendo y los concursos son una buena escuela. Nos obligan a indagar en nuevas temáticas, a leer y releer puliendo lo que hemos escrito, a ajustarnos a unos límites... Sin duda, uno de los genéros más difíciles sea el microrelato. Hay quienes lo subestiman porque creen que escribir mucho es sinónimo de calidad. No nos dejemos engañar. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
2 comentarios:
Estás que te sales, desde luego tienes una actividad frenética que hay que correr para seguir tus pasos jeje. Desde luego no sé de donde sacas tiempo para hacer tantas entradas tan seguidas, recopilar información, colaborar con la revista, escribir tus artículos, cuidad de Lluna, tu nueva novela... ¡uf! me he cansado sólo de enumerar algunas de tus actividades.
Espero que Lluna esté mejor.
¡Ah! ten cuidado con los vicios, que el chocolate engancha.
Me alegro de que estés tan animada.
Un beso.
Hola, Corazón. No tengo tiempo de nada, la verdad. No sé cómo voy a sacarlo todo adelante. Muuuuuy despacito, no puedo hacer otra cosa. Lo de las entradas me cuesta poquito, es como escribir mi diario. Todo lo demás ya cuesta más. Pero es que quiero hacerlo toooooooodo. Por eso tengo mi casa algo abandonada, pero es que hasta que no hagan los días de más horas no podré hacer nada je je. Besos
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