jueves, 5 de febrero de 2009

CONCURSAR O NO CONCURSAR, ESA ES LA CUESTIÓN

Cuando un escritor decide salir de la penumbra de su soledad para someterse al juicio de los lectores, cuando quiere lanzarse a volar más allá de su círculo de familiares y amigos, varios son los caminos a seguir. Hablaré del de los premios, una buena manera de comenzar el camino para reinvindicarse como escritor.
Los concursos son, sobre todo, una buena escuela para aprender a escribir. Uno se obliga a cumplir unos plazos, a escribir relatos de diferentes géneros, a corregirlos, a valorarlos, a someterlos al juicio de desconocidos... Bien es cierto que hay que ser muy bueno o participar en todos ellos para poder hacerse con algún galardón, pero también es la manera de ir escribiendo nuestra historia de escritores.
Había participado en algunos concursos literarios a lo largo de mi vida cuando en el 2005 decidí presentarme al Planeta. Sí, ya lo sé, menuda desfachatez, qué gran ingenuidad... Pero ese fue el principio de todo. Me marqué un plazo para acabar "El susurro de los árboles", me sentí escritora a cada paso que daba desde poner el punto final hasta inscribirlo en el registro de la propiedad intelectual pasando por presentarlo al premio. ¡¡¡Aaaaaay, qué montón de sensaciones maravillosas recuerdo!!!
También, me compré un libro "Guía de Premios y Concursos Literarios en España 2004-2005" que prometía ser una buena herramienta de trabajo y acabó siendo un fiasco. Mucho más práctico y de provecho fue registrarme en http://www.letralia.com/. Gracias a ello recibo periódicamente convocatorias a infinidad de certámenes. Dos de mis tres premios se los debo a este portal.
Y así fui escribiendo mi currículum. El primer premio fue simbólico, apenas 150 euros, pero fue reconfortante y me subió la moral, además, se trataba de la señal que andaba pidiendo al Espíritu de la Literatura para saber si me equivocaba o tenía que seguir escribiendo. Y seguí. Pensé que aquel reconocimiento sólo era el principio de otras cosas buenas que estaban por llegar. Sin embargo, no es fácil ganar concursos. No se pueden acertar los gustos de cada jurado. No siempre ganan los mejores, eso es una realidad. Casi nunca te notifican los fallos o te agradecen la participación, así que no es raro que uno se desanime y tire la toalla.
También cuesta dinero. Cuanto más cutre (con perdón) es el certamen más cosas te piden. Cinco copias de una novela, un cd, correo certificado... Y cada nuevo concurso que se escapa es un golpe a la moral y un castañazo al bolsillo. Por suerte está internet. Gané mi primer, y único, premio de novela sin moverme de casa y, por supuesto, sin gastarme un sólo céntimo.
Hay otras maneras. Esta es sólo una de ellas. También en internet hay numerosas revistas literarias que publican cosas de autores noveles, aficionados o como quiera que nos llamen. Todo eso, además de escuela, va dándonos bagaje y anota citas en nuestra biografía de escritos.
Presentar cosas a editoriales es otra forma de avanzar aunque somos tantos los que escribimos que no se suelen leer los escritos si no es que tienes mucha suerte o vienes recomendado. Por eso, otra manera de ir avanzando de a poquito es a través de contactos. No es necesario que te apadrinen (aunque eso sería lo ideal, je je) sólo hay que saber tocar la tecla adecuada para que te pasen un contacto y, como no, estar en el sitio indicado en el momento oportuno. Ya os iré contando.

1 comentario:

Martha Jacqueline Iglesias Herrera dijo...

Hola Brujita:
Es muy interesante todo lo que planteas aquí. Realmente los concursos son un gran paso de avance.

PD: Es fascinante todo lo que me voy encontrando a cada paso en tu novela, desgarrador. Eres una excelente escritora. Ya seguiré leyendo.

Besitos y feliz fin de semana.
Bye