Son las 17:30 de la tarde, minuto más minuto menos. He quedado en la Librería Laie de Barcelona con el escritor Fernando Iwasaki y con Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma. Es el tercer día de la promoción de “España, aparta de mí estos premios” y Fernando está cansado, no es para menos. Aún así me recibe con una amplia sonrisa que ilumina esos ojos suyos “tan gitanitos”.
Fernando Iwasaki es, entre otras cosas, redactor del diario ABC, Director de la Fundación Cristina Heeren, Director de la Revista Renacimiento… y un excelente escritor. Según uno de sus teoremas Lima+Sevilla= Okinawa. Y es que Fernando llegó a la ciudad del Guadalquivir hace más de veinte años y se quedó aquí. Peruano de ascendencia japonesa vive en Sevilla y es un enamorado del flamenco. Con estos datos no es de extrañar que hable de su vestimenta como de “un kimono flamenco” y que sea capaz de escribir un libro de relatos tan irreverente como “España, aparta de mí estos premios” donde la crítica social y el humor tienen apellido japonés.
MD.-¿De dónde nace la idea de escribir este libro?
F.-Probablemente la primera intuición sale de haber leído un cuento extraordinario de Roberto Bolaño, “Sensini”, que habla de cómo dos escritores latinoamericanos se ganan la vida presentándose a todos los premios que pueden a lo largo de la geografía española. Tiene un tono muy conmovedor. Está aureolado de una sensibilidad extraordinaria. Tú no puedes escribir sobre los cuentos en ese mismo registro porque ya lo ha llenado Roberto, pero ese cuento me hizo pensar en la cantidad de escritores amigos que a su vez se han presentado a lo que Roberto llama “premios búfalo”. Algunos incluso lo han reconocido públicamente como Juan Manuel Prada, Félix Palma o Luis Sepúlveda. Uní esta situación con la lectura y se me ocurrió que podría funcionar un libro donde el mismo escritor presenta el mismo cuento en siete versiones distintas a otros tantos siete premios cambiándolo según las bases.
MD.- Y, como quien no quiere la cosa, le das un repaso a todo y a todos y no dejas títere con cabeza…
F.- Hay que decir que esto lo hacen con más gracia los concejales de urbanismo que recalifican 7 veces la misma parcela.
El hecho de utilizar como pretexto los premios búfalos, entendidos como premios regionales con dotaciones económicas modestas que no dan una gran gloria literaria pero te solucionan muchos problemas, para construir la estrategia del libro me pareció ideal, porque eso iba a permitir que según los lugares que los convocaran ibas a poder hacer versiones muy regionales, muy localistas…
MD.- De paso haces un ejercicio literario fantástico.
F.- Exacto, esa es una cuestión importante. Supone un ejercicio de estilo, un trabajo de la escritura donde hay repeticiones, que son importantes, y donde también hay variaciones.
MD.- ¿El que los protagonistas sean personajes obedece a alguna razón personal?
F.- No… queda muy bien decir que tiene que ver conmigo Iwasaki, japonés… Un poquito, sí, pero esa no es la razón más importante. La razón principal es que convertir a tu personaje en japonés en España es añadir un plus que no te proporciona ningún otro personaje. Si fuera un noruego, ahora tú no estarías sonriendo. El asunto es que al ser japonés ya te predispone para algo que no es normal. Lo mismo puede ser que esté escondido 50 años en una isla del Pacífico esperando a que le avisen de que la guerra ha acabado o baile bulerías con el aire de Jerez o que cocine platos de gastronomía vasca o que hable catalán con acento de Vic.
Todos los personajes japoneses de este libro permanecen en la clandestinidad, o pasan desapercibidos en su comunidad hasta que de pronto se revelan, se manifiestan y se hacen famosos y cuando se hacen famosos se pone a andar una maquinaria, que en todos los cuentos es igual. Aquí viene la parte que verdaderamente me gustaría decir que es una caricatura y es esta tendencia que tiene la sociedad contemporánea, no la española sino en el mundo, al espectáculo. Convertir la realidad en Reality Show. Convertir la vida en un concurso. Convertir la intimidad en una noticia. Convertir el pensamiento en un anuncio. Convertir a la sociedad civil en audiencia, como si el rating fuera el índice democrático de alguna cosa. Esa es para mí la verdadera caricatura del libro
MD.- Hay algo que me ha llama la atención. En esa parte en que el personaje se hace famoso e irremediablemente la sociedad se ve atraída por todo lo que suene o parezca japonés, al final de la lista siempre aparece el flamenco.
F.- Sí, porque trabajo en una fundación de arte flamenco a la que acuden muchos estudiantes japoneses y ya me parece una cosa divertida.
MD.- ¿Qué tiene de japonés el flamenco?
F.- Absolutamente nada. Pero todo el mundo piensa que los japoneses que vienen a España vienen por el flamenco, y no es cierto. Hay mucho japonés que viene porque le encanta la cocina vasca, por el arte, Gaudí o Dalí en Catalunya… Estos japoneses se toman con tal pasión lo vasco, lo catalán, lo andaluz… que yo he querido poner el flamenco aparte, como si fuera una cosa japonesa, y destacar lo otro. Por eso sólo el último de los cuentos tiene que ver con el flamenco.
MD.- ¿Es fácil ganar concursos literarios?
F.- Sospecho que no debe de ser nada fácil. Yo por lo menos no he ganado ninguno, es decir, he ganado premios de ensayo, de investigación histórica, premios de crónicas de fútbol, pero los premios literarios no los he frecuentado. La única vez que me he presentado a un premio literario ha sido con este libro y lo he perdido. Tú no puedes darle un premio a un libro que se llama España, aparta de mí estos premios.
MD.- ¿Recomendarías los concursos literarios como cantera para aprender a escribir?
F.- Sí, los recomiendo porque creo que si alguien quiere confirmar o descubrir su vocación el concurso es ideal. Luego hay otro tipo de concursos que sirven para consolidar tu carrera y otros que te sirven para pedir la jubilación anticipada.
MD.- ¿Has pensado hacer la demostración empírica de esta teoría que planteas con tu libro?
F.- No, no lo he hecho pero sé de gente que lo hace, ¡y que le ha ido bien!
MD.- Eres un poco atrevido, relato y además de humor, cuando uno se considera género minoritario y el otro no es que esté tampoco muy bien visto.
F.- No sé si la palabra exacta es atrevido. Ya cuando escribí “Ajuar funerario” mi intención era esa. Si el público no quiere leer relato, pues yo iba a hacer microrrelatos y además todos de terror. Y conste que los escribí antes de “Crepúsculo” que si no hubiera llenado de vampiros el libro y sólo aparece uno. Ahí me ha faltado vista.
Eso lo hice en el año 2004 y en cinco años ha tenido cinco ediciones así es que yo diría que le ha ido bien. Me siento muy contento de la suerte y la vida que ha tenido. Entonces, para este libro, me apetecía presentar a través del humor una visión de la realidad… es que hasta ahora no conozco otra forma de escribir que no sea desde el humor. Y lo reivindico, aunque la gente prefiera presumir de solemnidades y de severidades y de gravedades.
En España el máximo exponente de la literatura es Cervantes, recordado sobre todo por El Quijote que es un libro humorístico. A lo mejor Cervantes no quería ser recordado por esa novela, pero se le recuerda por ella. Ahí están también Quevedo, Larra, Valle Inclán, Jardiel, Cunqueiro y en los últimos años Mendoza… y por supuesto Mendicutti, Juan Bonilla y Felipe Benítez Reyes
MD.- Y ¿qué tiene el relato que te gusta tanto?
F.- El relato para mí es el laboratorio de la literatura. Es el lugar donde hay que hacer experimentos. Y una vez que verdaderamente eres consciente de haber hecho un hallazgo con el que puedes trabajar, ese hallazgo no es estrictamente para un cuento, sino es un tono, una fórmula que luego puedes emplear en cualquier narración. Y aquí sí que digo lo que me gusta, mezclar la ficción con la no ficción, los ensayos con las novelas, los relatos con las crónicas, las crónicas con las memorias, las memorias con… lo que sea.
MD.- ¿Por qué crees que el relato es un género minoritario por lo menos aquí en España?
F.- La pregunta nos la hemos hecho muchas veces y lo mejor es que no parezca que la respuesta es una queja. Hay maravillosos lectores de relato aquí en España y estoy encantado de que sean quienes son. ¿Que no es el relato un género supuestamente de masas? Pues no ocurre nada.
MD.- ¿No es, quizás, que las editoriales no apuestan tanto por el relato porque ven más mercado en la novela?
F.- La razón para mí es que en España no ha habido todavía un autor cuyo prestigio literario se haya construido a base de relatos. Por supuesto yo podría decir que Cervantes es un autor de relatos y que El Quijote es una colección de cuentos pero hay muchas personas empeñadas en que sea sólo una novela. Pero en América Latina es distinto, el relato ha permitido crear prestigios enormes. El segundo clásico en lengua española después de Cervantes es Borges y nunca ha escrito una novela ni le ha hecho falta. También tienes a Cortázar que, aunque ha escrito una novela, sobre todo se le conoce y se le celebra por sus cuentos. Tienes también a Monterroso, a José Ramón Ribeyro… Es decir, en América Latina sí tenemos ejemplos de autores que han construido su prestigio literario gracias a los relatos. Eso es lo que no ha ocurrido en España todavía y es lo que podría darle al cuento un impulso enorme.
Y así, hablando de cuentos chinos (o japoneses), de manías a la hora de escribir, de consejos para escritores que empiezan y otras muchas cosas, seguimos conversando hasta que llega el fotógrafo de Qué Leer y me roba a Fernando. Es entonces cuando disfruto de un rato de agradable conversación con Juan Casamayor. El editor de Páginas de Espuma me cuenta sobre los próximos libros que sacará su editorial y me invita a otras entrevistas y nuevas presentaciones. Ya os iremos contando.
http://libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/paginas/entrevistas/entre409.ascx
2 comentarios:
Enhorabuena.
Me llevo una sensación grata al leer la entrevista. Descubrir las impresiones de personas que comparten las mismas inquietudes que uno siempre resultan positivas, en cualquiera de los casos. Aunque siempre me he preguntado, ¿por qué tratamos de buscar respuesta a todo? Quizá lo mejor fuera no hacerse tantas preguntas; somos seres incómodos, atrevidos y el nervio nos lleva a veces a caminar donde nuestros pies jamás se atreverían a transitar e incluso llegar. Sin embargo, cuando uno llega a estos términos insondables y desconocidos, a veces, y digo a veces, encontramos aguas relajantes donde podernos bañar; no siempre el resultado es afín.
Un abrazo a los dos, entrevistadora y entrevistado, y a todos los lectores de la Bruja de Clará.
"Mira si me conoceré bien, que llevo toda la vida soportándome." (MiánRos)
Gracias, MR, me encanta que la impresión haya sido buena. Lo mejor de estas entrevistas es que, como bien dices,charlas con personas con las que compartes inquietudes y de las que puedes aprender muchísimo. Preparar una entrevista también significa documentarse para poder hacerla bien y eso es investigación, que me encanta, y más conocimiento. No soy demasiado preguntona, la verdad, pero me fascina charlar. Más que preguntar converso con los escritores y me lo paso francamente bien. Ahora me voy de viaje unos días pero cuando vuelva transcribiré la que hice con Jordi Sierra. Espero que te guste también. Por cierto, me encanta la frase con la que acabas el comentario, es genial. Un abrazo
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