Hace algún tiempo, poco, que me muevo por este universo mediático de los escritores noveles con blog, de los portales literarios... un universo virtual del que formo parte y en el que he encontrado de todo. Escribo ficción y reseño libros para un portal muy conocido, el de Anika entre Libros. Llegué a él gracias al gran JosephB Mcgregor. Leyó mi novela, hizo una reseña, entró en mi blog de libros y le propuso a Anika que yo formara parte del equipo. Y hasta hoy.
Debido a mi ignorancia, de la que hago gala y no me avergüenzo, supe de Anika poco antes de pasar a ser una "Anika Girl". Así es que no he tenido ocasión de hacerle la pelota para que hiciera una reseña de mi novela ni para que decidiera colgarla ni para que me admitiera en el equipo. La culpa de todo, si alguien la tiene, es de Mc. Desde ese portal hago reseñas y doy mi opinión. En el tiempo que llevo he leído para Anika más de 30 libros entre los que ha habido de todo, desde novela histórica a juvenil pasando por relatos y cuentos ilustrados para niños: DE TODO. También ha habido de todo a la hora de opinar. Algunos me han encantado, otros me han gustado y otros mejor ni hablarlo. Pero siempre, repito SIEMPRE, he sido honesta y he dado mi opinión intentando ser suave, decir lo que pienso sin herir, con el mayor tacto posible que es lo que creo que hacemos, en general, todos los que nos dedicamos a esto. Emitir opiniones sobre la obra de otros es una gran RESPONSABILIDAD y todos nosotros, amantes de los libros, lo sabemos.
No me creo "crítica literaria" como tampoco "voy de escritora" porque soy consciente de mis méritos y mis limitaciones. Sin embargo, en este mundillo me estoy encontrando a mucho ESCRITOR con grandes ínfulas y un ego que llega a los sitios antes que él. De esos que critican los concursos literarios porque no han ganado ninguno, de los que dicen que sólo se publica si se tiene padrino porque ellos aún no lo han conseguido, que el que hace contactos es un geta, que si reciben una crítica que no les gusta son capaces de cargar contra todos los críticos, de decir que "nadie tiene derecho a criticar un libro" o que los que reseñamos para portales literarios lo hacemos para dorarle la píldora al administrador y que saque nuestros libros.
Y digo yo, ¿es tan cierto eso de que la vanidad de los escritores, de que nuestro ego es tan enorme que nos nubla la razón? Cuando uno gana concursos literarios y sabe lo genial que es, cuando uno ha publicado su libro y lo tiene entre las manos, cuando uno saborea la conversación con un gran escritor o editor, cuando uno recibe una buena crítica es tan feliz con ello que no entra a hablar mal o a hacer de menos todo eso con lo que goza. Y es que, desgraciadamente, como me dijo hace algunos días el escritor Fernando Iwasaki muchos escritores buscan antes "el reconocimiento que el conocimiento" y entonces "estamos fritos". Pues estamos fritos, la verdad, a juzgar por mi experiencia puedo decir que he encontrado mucha más humildad en grandes escritores de la talla de Jordi Sierra, Yanitzia Canetti, Juan Abreu, Maite Carranza, el propio Iwasaki o la grandísima Ana María Matute que en algunos de los "escritores" que pueblan esta red. Tal vez deberíamos tomar nota y aprender la lección. Somos aprendices, al menos así me considero yo.
3 comentarios:
yo también me he encontrado con esos escritorzuelos del ego, si hija, sí.
Les llamo tan despectivamente porque no merecen el gran nombre de escritores.
Y no lo merecen porque los grandes escritores como has mencionado, son los que guardan la sencillez de sus palabras en el alma y siguen siendo hoy en dia los depositarios de la antigua sabiduría de los Bardos.
Aquellos que contaban historias por el simple placer de llevarte a otro mundo de sueños.
Por desgracia hay gente que sólo espera el laurel de la victoria y el aplauso de la plebe eufórica por sus triunfos...pero no recuerdan que para ser maestro primero hay que ser aprendiz.
Cuánta razón llevas. Hay tanto temperamento desbocado con pluma en mano que se eleva por encima de su condición e incluso mirando por encima de los mismos mortales; no sabes cuánto.
He de reconocer que es la primera vez que entro en tu blog, un tanto curioso y llevado por la sinceridad de tus comentarios en el blog de Teo, Fantástica Literatura; lugar desde donde accedí aquí.
Me ha gustado esta entrada. Yo emulo las formas de escritor, al igual que tú, aunque a mí me gusta definirme como un “cuenta-historias”, un variopinto juglar de nuestros días.
Sin embargo, mi pensamiento es bien distinto cuando te leo, ya que tú sí puedes ir de escritora, no te de miedo, ya que la expresividad de tus frases tienen mucho valor para confirmar lo que digo; y no lo digo yo solo, a los certámenes que has ganado me remito. Lo que uno no debe hacer es cacarear sobre su trabajo, y aún menos alimentar su ego y henchirse con su propia escritura; “dime de que presumes y te diré de lo que careces”.
Un saludo.
Morgan, cielo, por suerte ya he dado el tema por zanjado. Ayer estaba de muy mala leche porque me parece injusto que una prepotente venga a poner en duda el trabajo y la profesionalidad de alguien sólo porque no le guste lo que ha dicho de su libro. Pero estoy convencida que la gran perjudicada a la larga va a ser la escritora egotista que acabará dándose de morros con la realidad y encontrando la horma de su zapato. La vida enseña y acaba poniendo a cada uno en su lugar.
Hola, MiánRos,
encantada de verte por aquí y agradecida con tus palabras. Como dice el gran Jordi Sierra i Fabra: soy la pirada que escribe historias, nada más, aunque por dentro me sienta escritora como te sientes tú. Es un hermoso sentimiento, ¿verdad? De nuevo gracias por lo que me dices. Te mando un fuerte abrazo.
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