Afortunadamente han vuelto mis días de té, incienso y teclas. En otras palabras: he despertado del letargo y vuelvo a aporrear el teclado de mi Presario 2100 con ganas renovadas. Poco a poco vuelvo a la normalidad. Afortunadamente en esta Casa de la Luna vuelven a haber ratos de silencio, aunque aún son un bien escaso y muy preciado.
"El Café de la Luna" sigue adelante con casi tres capítulos acabados. Cada maestrillo tiene su librillo, dicen, pero parece ser que yo tengo un librillo para cada trabajo. Este en concreto consta de un relato que da entrada a todos los personajes y luego varios relatos sobre esos personajes, uno para contar la historia de cada uno de ellos. Es por eso que los capítulos se van escribiendo todos a la vez. Puede parecer complicado, pero es así cómo está saliendo. Siempre he dicho que no tengo método y al final resultará que tengo unos cuantos. Una vez acabado intentaré que lo tengan en cuenta en un par de editoriales que se dedican sólo a publicar relatos (y con las que tengo contacto por diferentes motivos) y también le daré una oportunidad en algún concurso. A ver qué pasa.
Paralelamente sigo adelante con la novela ambientada en el Antiguo Egipto, pero estoy bastante convencida de que la cosa no arrancará hasta que Lluna no me deje más tiempo libre, hasta que mi dedicación al proyecto no pueda ser mayor. Paciencia, todo llega. Lo que llega es mucha documentación y eso es de agradecer. En unos meses andaré vestida de Nefertari por la casa para meterme en el papel (je je je).
Una última cosa: en breve saldrá publicado uno de mis relatos en el Atelier ( http://www.la-trenza-de-sor-juana.blogspot.com/ ) de la escritora mexicana Eve Gil (http://es.wikipedia.org/wiki/Eve_Gil) y apareceré como AUTORA DESTACADA en Anika Entre Libros. Creo que pese a mis limitaciones por falta de espacio (mental, se entiende, mi habitación propia que ahora está invadida por una renacuaja de dos años) y tiempo estoy haciendo cosilla para sacar adelante este sueño.
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