
Tener o no tener, esa es la cuestión. Acabo de aterrizar en esto de ser escritora (a decir verdad, a veces pienso que sigo volando) y no sé demasiado sobre lo que rodea a este mundillo. Sólo sé escribir.
Tener agente literario suena muy profesional, prometedor... pero, ¿hasta qué punto una lo necesita? ¿Hasta qué punto es útil y necesario? Soy de las que piensa que cualquier ayuda es buena. Se supone que tu agente literario ha de velar por ti, cuidar de tus intereses, procurarte algunas cosas además de un contrato y, no sé si también, ha de tener contacto contigo.
Mi primer intento con uno de estos profesionels no fue demasiado fructífero. El agente en cuestión me pidió unos datos: mi novela, un resumen de mis proyectos, un currículum y poco más. Apenas un par de mails y una llamada de teléfono. Me dio la bienvenida al barco, me aconsejó el proyecto al que debía dar prioridad y nada más, no he vueltos a saber de él, de lo cual deduzco que no tengo agente literario. Tampoco estoy segura de que éste en concreto me interesara demasiado.
Como en todo, cada cual explica la misa como le ha ido. Por ejemplo, Jordi Sierra me comentó que él sólo tiene agente para sus novelas de adultos. Todo el tema infantil y juvenil se lo lleva él mismo. Eduard Pascual me habló maravillas de su agente. Juan Abreu también me contó muchas cosas positivas pero, en su caso, trabajar con la agencia de Carme Balcells es poco menos que un lujo. Así podría citar múltiples ejemplos, pero con eso me quedo.
En mi caso concreto son muchos los que me recomiendan que busque agente pero yo no creo que sea tan fácil. ¿Qué puedo ofrecer? Sí que tengo algún mérito pero, ¿suficiente para que una agencia literaria se interese en mí? De todas maneras en estos momentos tengo más bien poco que ofrecer. Una mamá full time que no puede dedicarle más que ratos sueltos a escribir no tiene pinta de parecerle un buen negocio a nadie.
Tal vez dentro de un tiempo, cuando Lluna vaya al cole y mi nueva novela sea una realidad. Puede que un día de estos cuando me dé el arrebato y pruebe a picar en alguna otra puerta a ver si se me abre.
Tal vez dentro de un tiempo, cuando Lluna vaya al cole y mi nueva novela sea una realidad. Puede que un día de estos cuando me dé el arrebato y pruebe a picar en alguna otra puerta a ver si se me abre.