Ha pasado un año desde que El domador de lagartijas llegó a las librerías. Un año lleno de actividad en el que no he parado de hacer cosas. Por un lado el apoyo de mi editorial, por otro la ayuda de muchos amigos y también, no vamos a negarlo, los diez años de trabajo que al final parece que sí que sirven de algo aunque yo siempre tenga la sensación de seguir en la línea de salida. Clubs de lecturas, presentaciones... Hemos estado en muchas bibliotecas y, cosas que pasan, hemos llegado también al público juvenil, algo que no se nos había pasado por la cabeza.
Llegados a este punto el libro ya hace su vida y sigue haciendo lectores tantos que vamos por la tercera edición. Sí, insisto en lo que digo siempre, trabajamos con una pequeña editorial y eso supone algunas cosas y muchas limitaciones, pero aún así el libro sigue vivo y sigue gustando.
En el horizonte aún tenemos muchas cosas programadas, proyectos que van llegando a término y otros que van tomando forma. En definitiva, este es el libro con el que más cosas estoy haciendo y me siento feliz. ¡Gracias infinitas, lectores!
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