Pues parece que algo de cierto tienen los refranes, al fin y al cabo vienen de la sapiencia popular. Lo de que la perseverancia funciona es cierto. El ocho de enero de 2014 comencé el proceso de documentación y escritura de El domador de lagartijas y en agosto del mismo año di por finalizada la primera escritura. Después se quedó en un cajón hasta que en abril de 2016 la llevé al Registro de la Propiedad Intelectual. La envié a una editorial que al principio se interesó mucho pero luego quería una novela a la medida. Después hablé con una editora, le envié una sinopsis y me dijo que le interesaba, que se la enviara después de la campaña de Navidad.
El nueve de enero de 2017, puntual como un perrete que sabe la hora de salir a la calle, se la envié. Pero llegó septiembre y no me había dicho nada, así que le comenté que iba a ponerla en movimiento, que ya no podía esperar más. Un par de semanas después esa editora me escribía para decirme que le interesaba mucho y que, si aún estaba disponible, quería que habláramos. Dicho y hecho: El domador de lagartijas ya tiene editorial y, si los hados nos son propicios, para Navidad verá la luz. Seguiremos informando.
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