miércoles, 7 de noviembre de 2012

EN ESTAS ANDAMOS

Escribir es hacerse cientos de preguntas que, poco a poco, vas contestando. Es platear una historia que transcurrirá imprevisiblemente a veces, y que está poblada por personajes que acabarán moviéndose según sus impulsos, olvidándose de lo que tú quieres que hagan. Escribir con brújula o con mapa. De todo un poco. Que se te rebelen los personajes. Suele pasar. Que se te enrede la trama. Siempre acabo viajando hacia lugares a los que no me había planteado ir.
Había olvidado la maravillosa sensación que produce ver crecer una novela. Idearla es fácil. Escribirla cuesta un poco más. Hacerla creíble es todo un reto. Y en esas estoy. Llevo ya escritas 133 páginas de preguntas y respuestas. Estoy empezando el capítulo veinte de mi nueva novela. Me siento bien. No soy una escritora que cuente sus historias de manera demasiado extensa, más bien peco de poca letra. Nunca me he preocupado por los números porque siempre he sabido que cantidad no es sinónimo de calidad tampoco en esto, pero confieso que me hace ilusión ver cómo las páginas crecen y cómo aumenta el número de capítulos y cómo me voy acercando hacia el final.
Tengo ganas de ponerle el punto final a esta aventura. Pero también me da pena despedirme de mis personajes porque sé que en el momento que se vayan ya no me pertenecerán. Después dejaré macerar un poco el resultado. Teóricamente he de presentar un manuscrito antes de mediados de 2013 porque mi editorial cuenta con una nueva novela mía para finales de ese año. No es del todo seguro que sea esta porque aún tengo que hablar con mi editor para que me diga si le parece bien la historia o quiere otra cosa. Sea como sea, acabaré esta novela y me embarcaré en un nuevo proyecto. Siempre hay algo esperando para quienes como en mi caso escribir es vivir.

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