Pues sí, ya van cuatro ediciones de El domador de lagartijas, reimpresiones en realidad. Solo decir que estoy muy muy muy contenta, más que de los números de saber que el domador se está leyendo y que casi dos años después sigue vivo. Cada uno de mis libros ha venido acompañado de un montonazo de cosas buenas. Los lectores siguen creciendo y no puedo ser más feliz. También, y por primera vez desde que empecé a escribir y publicar, no tengo la sensación de estar eternamente en la línea de salida. ¡Gracias infinitas, lectores!