miércoles, 22 de julio de 2015

UNA SEÑAL

Hace unos años, en 2011, se puso en contacto conmigo por facebook un tal Julio. Había leído mi libro El susurro de los árboles y me había buscado en las redes para decirme lo mucho que le había gustado. Nos hicimos amigos y comenzamos a tener una excelente ciberamistad. Hablábamos de libros, de animales, a veces de política, de cultura... de todo un poco. Así durante cuatro años, y espero que a partir de ahora muchos más.
Hace un par de días Julio y su familia viajaron a Barcelona y él me escribió para decirme si me apetecía quedar con ellos para conocernos en persona. Y nos conocimos. Y en vivo también charlamos de montones de cosas, entre ellas de mi libro, de mi yo escritora... Es curioso que aún tenga reparos en considerarme escritora. Es increíble que después de una década de escribir, publicar y moverme en el mundillo literario siga sintiendo  que esa palabra me queda grande.
Julio y su familia me regalaron esta taza. Y parecerá una tontería pero este objeto me recuerda que soy escritora, que hay gente que me lee, o sea, que tengo lectores. Y algunos son tan agradecidos como Julio. Ahora, a un lado de mi mesa esta taza es una especie de señal y parece estar gritándome :
Y yo voy a esforzarme por volver a ponerme las pilas, a seguir adelante porque sé que, al menos Julio, está esperando que yo publique otro libro. Voy a intentarlo.

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