Hace unos años, en 2011, se puso en contacto conmigo por facebook un tal Julio. Había leído mi libro El susurro de los árboles y me había buscado en las redes para decirme lo mucho que le había gustado. Nos hicimos amigos y comenzamos a tener una excelente ciberamistad. Hablábamos de libros, de animales, a veces de política, de cultura... de todo un poco. Así durante cuatro años, y espero que a partir de ahora muchos más.
Hace un par de días Julio y su familia viajaron a Barcelona y él me escribió para decirme si me apetecía quedar con ellos para conocernos en persona. Y nos conocimos. Y en vivo también charlamos de montones de cosas, entre ellas de mi libro, de mi yo escritora... Es curioso que aún tenga reparos en considerarme escritora. Es increíble que después de una década de escribir, publicar y moverme en el mundillo literario siga sintiendo que esa palabra me queda grande.
Julio y su familia me regalaron esta taza. Y parecerá una tontería pero este objeto me recuerda que soy escritora, que hay gente que me lee, o sea, que tengo lectores. Y algunos son tan agradecidos como Julio. Ahora, a un lado de mi mesa esta taza es una especie de señal y parece estar gritándome :
Y yo voy a esforzarme por volver a ponerme las pilas, a seguir adelante porque sé que, al menos Julio, está esperando que yo publique otro libro. Voy a intentarlo.
miércoles, 22 de julio de 2015
viernes, 17 de julio de 2015
LEYENDO ESPERO...
Echo de menos escribir. Añoro el tener una historia en la cabeza y morirme de ganas de estar aporreando el teclado para dejarla salir. Me siento un poco perdida sin un proyecto de escritura entre manos. Es raro. Han pasado ya un montón de meses desde que puse el punto final a mi última novela y, desde entonces, apenas he conseguido ponerme a trabajar en unos cuantos relatos que he sido incapaz de acabar. Todo lo más he repasado y corregido cosas escritas hace tiempo.
Sigo en la literatura, eso sí. El trabajo de estos años da para que se acuerden de mí para algunas entrevistas y presentaciones, hasta para invitarme a una verbena literaria. Y eso está bien, ayuda a pensar que sigues ahí y a mantener la esperanza y las ilusiones. Pero yo lo que realmente quiero es volver a escribir, me da igual si publico o no, si me leen o no, si me invitan a cosas literarias o no. Quiero recuperar las ganas, la ilusión de comenzar un nuevo proyecto, sentir la necesidad imperiosa de no salir de casa porque tengo que ponerme a escribir, el placer de pasar horas perdida en mundos imaginarios. No sé, si alguien conoce el remedio, el antídoto a este mal mío, por favor le ruego que me lo cuente al oído.
Mientras tanto, un amigo mío que es editor, me ha dicho que lea, que lea mucho y que las ganas de escribir llegarán de nuevo. Debe tener razón, porque en los últimos tiempos tampoco he leído demasiado, no como antes, no con la misma pasión. Cruzaré los dedos mientras leo.
Sigo en la literatura, eso sí. El trabajo de estos años da para que se acuerden de mí para algunas entrevistas y presentaciones, hasta para invitarme a una verbena literaria. Y eso está bien, ayuda a pensar que sigues ahí y a mantener la esperanza y las ilusiones. Pero yo lo que realmente quiero es volver a escribir, me da igual si publico o no, si me leen o no, si me invitan a cosas literarias o no. Quiero recuperar las ganas, la ilusión de comenzar un nuevo proyecto, sentir la necesidad imperiosa de no salir de casa porque tengo que ponerme a escribir, el placer de pasar horas perdida en mundos imaginarios. No sé, si alguien conoce el remedio, el antídoto a este mal mío, por favor le ruego que me lo cuente al oído.
Mientras tanto, un amigo mío que es editor, me ha dicho que lea, que lea mucho y que las ganas de escribir llegarán de nuevo. Debe tener razón, porque en los últimos tiempos tampoco he leído demasiado, no como antes, no con la misma pasión. Cruzaré los dedos mientras leo.