sábado, 6 de septiembre de 2014

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Lo bueno de tener varios frentes abiertos es que cuando menos te lo esperas salta la liebre. Me explico. Conozco escritores que con una sola novela o relato piensan que ya está todo hecho. Pretenden que lo primero que han escrito y llevado a editoriales o concursos dé sus frutos y hasta que eso ocurre no vuelven a mover ficha. Error.
Los tiempos en este mundillo son muy lentos y uno no puede esperar a que una editorial le responda para enviar esa novela a otra. Más que nada porque raramente las editoriales responden si no es que quieren publicar la obra. El caso es ir escribiendo, moviendo cosas, diversificando... Y así te encuentras que, mientras tienes varios relatos a la espera de fallo en otros tantos concursos, una de las dos novelas que tienes en danza le interesa a alguien que la quiere publicar.
El pasado 1 de septiembre un editor se puso en contacto conmigo para saber si una de mis novelas se había publicado ya. Se trata de la novela negra que escribí en 2013. No, no se ha publicado (con los tiempos que corren lo raro sería que sí). Pues bien, había pasado la primera criba y se la iba a leer el director de la editorial para ver qué tal. Me explicaron condiciones y me dijeron que en breve me dirían algo. Ayer, cuatro días después, recibo otra llamada de la misma persona para comunicarme que la novela le ha gustado mucho y me propone publicarla. En estos momentos sopeso pros y contras. Es una editorial pequeña con todo lo que eso supone. Así que, a lo mejor, en unos días tengo nuevo contrato editorial. Os cuento.

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