martes, 5 de junio de 2012

MERECE LA PENA

Si hubiera querido ganar dinero no me hubiera hecho escritora. Si hubiera querido una profesión fácil con horarios "normales" hubiera elegido otra y no esta. Pero nací con una especie de tara genética que me ha hecho amar la escritura y la lectura con verdadera pasión. Porque, a veces, quienes leemos y escribimos con pasión nos olvidamos de todo lo demás para vivir en ese mundo de palabras, creado por nosotros mismos o por otros, en el que hallamos nuestro propio universo paralelo. Leer es adentrarse en un mundo desconocido en cada página, un saborear y descubrir, un camino que cada uno transita a su manera y a su ritmo. Escribir es un paso más. Es crear mundos propios para regalar a otros lectores que los transitarán de nuestra mano. Y eso es una verdadera aventura.
Hace unos años que yo la inicié. Y en estos últimos meses me he adentrado mucho más en este mundo de escritores, lecturas y lectores. Día a día avanzo un poco más, doy un nuevo paso. Me emociono con mil cosas pero también sufro muchas otras. Cada vez que me llega el enlace de una nueva reseña me hace mucha ilusión pero me enfrento al miedo de saber qué lectura del libro habrá hecho ese lector en concreto. Mientras escribo una nueva novela temo que lo que estoy escribiendo no sea bueno, no guste o no sea lo que espera de mí el lector al que le gustó mi anterior libro. Porque esta es una profesión, un oficio en el que cada vez es la primera. Cada nuevo proyecto es una vuelta a empezar. Cada vez que muestras una nueva obra a los lectores es la primera, no para ti pero sí para esa nueva criatura. Y como me decía el otro día un buen amigo, hay que ser muy fuerte pero también muy humilde para enfrentarse de nuevo a ese inicio y a las críticas que vendrán sin pensar que está todo hecho.
Hoy me despierto con una nueva reseña. Esta vez de una lectora que oyó una entrevista mía en radio y se interesó por el libro. Cuando una hace la promoción de un libro es imposible saber hasta quién llegará la noticia. Se hace de forma casi inconsciente, a veces con la sensación de que te estás repitiendo más que las morcillas y de que no va a servir para nada. No puedes saber si ese desgaste será efectivo. Porque ser escritor hoy día va más allá de escribir, es un carrera de fondo que no tiene horarios y que va más allá de acabar una historia y entregarla a un editor que decida publicarlo. Cuando ves que empiezan a aparecer los primeros lectores desconocidos saber que algo va bien. El libro está cobrando vida y se mueve solo por esos mundos. Y entonces es cuando piensas que todo merece la pena.

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