No, no me voy de viaje. El que se va a Madrid es El Café de la Luna. Un ejemplar del manuscrito/mecanoscrito/pcescrito del original viaja hasta la capital, concretamente a casa de una maravillosa escritora que va a leerlo para ver si puede decir de él alguna de esas frases tan bonitas que se ponen en la contra o en las fajitas que acompañan al libro (y que a mí siempre se me pierden). Perdonadme pero no os voy a decir el nombre de la escritora como tampoco os he dicho el de mi prologuista. El motivo no es hacerme la interesante, os lo prometo, la causa es la prudencia. En ambos casos debería dar por hecho que si me han pedido una copia en papel es porque aceptan hacerme el grandísimo favor pero, por si las moscas, no les mencionaré con nombre y apellidos hasta que no tenga lo que les he pedido en mano, por si se arrepienten al leerme :)
