Nosotros los que escribimos que jugamos con el tiempo. Nosotros que nos movemos por él sin respetar su linealidad, rompiendo su contínuo, frenándolo o acelerándolo, incluso parándolo si es necesario. Pero para nosotros que movemos las manecillas del reloj a nuestro imaginario antojo ¡¡¡qué largo que se hace el tiempo!!! Buf, ya no puedo más. Me dijeron que de aquí a finales de año. Eso puede ser hasta el 31 de diciembre, claro. O tal vez un poco más porque estas cosas llevan su tiempo. Caramba, qué cuesta arriba se está haciendo.
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