Conozco a mucha gente que despotrica de Facebook... aunque también conozco a mucha que despotrica de los concursos literarios. Supongo que, como todo en esta vida, cada uno cuenta la misa como le va. Y a mí (toco madera por si las moscas) en ambas cuestiones no me ha ido demasiado mal.
Desde hace unos años están reapareciendo en mi vida muchas personas del pasado. Desde mi primer amor de cuando tenía 11 años (y al que no había vuelto a ver desde los 15) hasta amigas y amigos que ya creía del todo perdidos en las brumas del pasado y de la falta de tiempo. Todas esas personas se han puesto en contacto conmigo o yo con ellos a través de internet básicamente. Algún encuentro casual pero casi siempre esta extraña, complicada y potencialmente peligrosa red.
Siempre he pensado que las nuevas tecnologías desvirtúan la forma en que nos relacionamos con los demás. Está claro que si las relaciones se quedan en el "feis" o se limitan a los mails y a los sms la cosa queda convertida en un descafeinado de lo que es en realidad la amistad. Si son un medio para hacer nuevas amistades que luego se trasladan al terreno físico, bienvenidos sean. Me precio de no ser una mala persona. El hecho de que mucha gente de mi pasado regrese y guarde un buen recuerdo de mí me llena de satisfacción, me confirma que he pasado por sus vidas como siempre he querido, haciendo el menor daño posible y quedándome un poco en sus memorias.
Ayer, después de más de 20 años, me reencontré con una amiga, una de esas de la infancia que te acompañan hasta el paso hacia la adolescencia y luego se pierden. Fue extraño pero estupendo. Tenía la sensación de que nunca había dejado de estar en mi vida. Las palabras y los gestos fluyeron y, la verdad, lo pasé estupendamente. Con ella pasé ratos estupendos cuando apenas era una cría. Gracias a ella descubrí a mi adorada Mafalda y, gracias a ella tambien, soy un poco la persona que hoy soy. En fin, que estoy contenta de nuestra maratón charlatana de ayer y espero volver a repetir.
Y otra cosa, no sé si somos realmente conscientes de la suerte que tenemos de tener medios como este de Internet en nuestras manos. Está claro que las cosas no son malas o buenas en sí mismas, si no que dependen siempre de la conciencia de las personas y del uso que éstas hagan de ellas. ¿No os preguntáis a veces cuántos amigos que hemos dejado en el pasado seguirían ahí de no ser por las modernas tecnologías que nos ayudan a reencontrarlos? Yo pienso seguir recuperándolos, la verdad. El esfuerzo y el tiempo merecen la pena.
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