Arde el incienso. A mi lado una taza de té. Es la una de la mañana. Llevo el día intentando ponerme a escribir mientras cocino, tiendo ropa, friego, barro... y por encima de todo cuido de Lluna, de su alimentación, de su bienestar, de sus juegos...
Estoy agotada. Llevo mucho cansancio atrasado porque le robo horas al sueño mientras ella duerme para poder escribir. Hoy se ha despertado a las seis de la mañana al oír el despertador de su papá y ya no se ha vuelto a dormir. Además ha pasado unos días malita con cólico y vómitos, blandita y con ganas de que la abrazara mamá. Vamos, un no parar.
"El Café de la Luna" sigue avanzando y tengo un montón de proyectos a la espera para el mes de septiembre. Pero ante todo y sobre todo esta preciosidad de ojos del color de la coca-cola que me absorve y me vuelve loca (literalmente cuando tiene un día guerrero).
Hace un tiempo, unos siete años, yo era otra persona. Vivía una vida diferente. Tenía más dinero, mucho más, habitaba una gran casa en uno de los pueblos con mayor renta per cápita de Barcelona, me codeaba con gente importante y con mucho dinero también... y lo dejé todo por un sueño. Sigo soñando. Mis pasos, mis decisiones, me han llevado a llegar mucho más lejos de lo que jamás hubiera imaginado: escribí una novela y la he publicado. Pase lo que pase, cuando al final de mis días haga balance, todo habrá valido la pena. Da igual si soy escritora de un solo libro, da lo mismo si me hago famosa y gano mucho dinero, todo da igual. Lo verdaderamente importante es que me atreví a vivir mi sueño, fui valiente, tuve claro que sólo vivimos una vez y que merece la pena arriesgarse.
Y tuve mi recompensa. Gracias a aquella decisión tomé las riendas de mi vida. Gracias a esa decisión hoy comparto mis días con una persona maravillosa: le pedí la luna y me la dio, ¿hay algo más romántico? ¿Hay algo más hermoso? Mi pequeña Lluna duerme en la habitación de arriba tras un duro día de interminables travesuras. Ha peleado con un "dragón espantoso" y ha huído de un enorme "tirurón" en la piscina. Se ha comido su helado y me ha pedido un poquito del mío "pofa, mami Lolors" y me ha prometido comprarme un elefante cuando tenga mucho "ninero". Lluna es la página más hermosa del libro de mi vida, mi más bello poema, mi mejor historia.
tia que me has hecho llorar!
ResponderEliminarTe mereces todo lo bueno que la vida te está dando cariño.
me alegro mucho por tí.
Y por la suerte de Lluna de tener una mamá tan grande.
Gracias, corazón, tú sí que me quieres. Ser mami siempre es duro. Nosotras tenemos la gran suerte de vivir en una parte del mundo en la que no es tan complicado y contamos con la ayuda y el apoyo impagable de nuestros chicos. Aún así no es fácil. Gracias de verdad por tus palabras y todo lo que compartimos. Y otra cosa: ¡¡¡tú si que eres grande!!!
ResponderEliminar