viernes, 17 de julio de 2009

REESCRIBIENDO...


¡¡Jo!! ¡¡Cómo me ha costado!! ...pero mi primera novela para niños ya es una realidad. El calor, las vacaciones, la falta de práctica y la pérdida de costumbre del aislamiento y del hábito de escribir tanto rato seguido me han estado haciendo la puñeta. Pese a todo, "El desván de los libros olvidados" ya es una realidad.
Una realidad de ocho capítulos con un hada, un brujo, personajes de novelas, acción, emoción, puertas de nebulosa que se abren por arte de magia... Pero también una realidad inacabada y pendiente de ser reescrita. Ayer dio comienzo la reescritura. Apenas me quedan dos días para acabarla si quiero presentarme al "Leer es vivir".
Y sí que quiero, por supuesto. Escribir para uno mismo no es suficiente. “Nada escribe aquel cuyos escritos no se leen" dijo el poeta latino Marco Valerio Marcial. Y es cierto. De nada sirve escribir algo que no se va a leer ya que nuestros escritos cobran vida cada vez que alguien los lee. También es importante someterse a juicio. Hay que tener muy calro que no ganar no significa que lo escrito no sea bueno (no es fácil ganar un concurso literario). Un concurso es una posibilidad tan buena como otra cualquiera de exponer nuestros escritos a miradas extrañas y darle la oportunidad de que alguien crea que merece la pena. Así las cosas, me voy a reescribir.

2 comentarios:

  1. Que bien me hace leer cosas como estas Brujita mia. En estos días ya he perdido la cuenta de cuando fue la última vez que escribí alguna frase en mis borradores de las novelas. El blog me ha absorvido algo de tiempo (y la gripe ha abarcado todo el resto).

    Siempre me digo: YA VOLVERÁN LOS DIAS DE ESCRITURA... MAÑANA EMPIEZO... pero no, no me sale... y no quiero escribir cualquier cosa, sabes?

    Un beso enorme... gracias por estas palabras. Mucha suerte con la reescritura.

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  2. Querido Ángelos, el bloqueo creativo pasará. No te agobies. Yo ando a la greña con él. Intenta olvidarte de él y disfruta escribiendo, poco a poco, no te fuerces. Dedica un rato al día cada día para escribir, rodéate de calma, en tu lugar favorito y por en marcha tus rituales (el café, el cigarrillo, la música, los dulces...), crea tu propia atmósfera. Escribe lo que sea, sin valorarlo. Ya verás como te vas recuperando y vuelves a escribir como antes. Ánimo y mil besos.

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